A pesar de la tecnología en constante evolución, el cerebro humano es el supremo en poder de procesamiento. Esta maravilla biológica funciona de manera diferente y cuenta con una velocidad de más de 100 mil millones de operaciones por segundo. Para cerrar esta brecha, los investigadores han explorado la computación neuromórfica, inspirada en la estructura del cerebro.
La supercomputadora puede realizar 228 billones de operaciones por segundo
Deep South, una supercomputadora encabezada por el Centro Internacional de Sistemas Neuromórficos de Australia, se lanzará en abril de 2024. Este revolucionario cuenta con una velocidad de procesamiento de 228 billones de operaciones por segundo, superando al cerebro humano en más de 2000 veces.
Si bien los detalles son escasos, los expertos sugieren que Deep South imita todo el cuerpo humano, no solo el cerebro. A diferencia de la electrónica tradicional, combina almacenamiento y operación de datos, reflejando la eficiencia del cerebro. La brillantez del cerebro humano reside en sus miles de millones de células nerviosas interconectadas que funcionan con un consumo mínimo de energía, lo que permite billones de interacciones. El Sur profundo, aunque impresionante, requiere más espacio y energía.
Sin embargo, la tecnología subyacente es prometedora. Imagínese una batería de teléfono que dure una semana o chips de supercomputadora miniaturizados para dispositivos más pequeños. Más allá de la energía, un procesamiento de datos mejorado podría revolucionar varios campos, desde sistemas estables de soporte vital hospitalario hasta modelos de IA personalizados.
La verdadera sorpresa reside en los inesperados beneficios del Sur Profundo. Estudiar el cerebro para construir computadoras más inteligentes ha llevado a una comprensión más profunda del propio cerebro humano. Los investigadores ahora pueden analizar enfermedades cerebrales y observar cómo responde el cerebro a los medicamentos y al envejecimiento.
Deep South nos permite estudiar el cerebro como una computadora, analizando la comunicación entre las células nerviosas para identificar la causa raíz de los problemas neurológicos. Incluso puede visualizar el proceso de aprendizaje observando cómo un modelo de supercomputadora distribuye las tareas. Si bien descubrir todos los secretos del cerebro puede parecer descabellado, el potencial del Sur Profundo es innegable. Su éxito podría allanar el camino para un cerebro digital, abriendo puertas para superar enfermedades que antes eran intratables.
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